Viajar en tren es una experiencia mágica, fantástica y excepcional. Y la verdad es que aún no se porque, a pesar de haber hecho muchos viajes en tren y disfrutar en cada uno de ellos, no consigo descifrar cual es la formula mágica para que viajar en tren sea una experiencia fabulosa.
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Interrail
Para los que no lo conozcan, Interrail es un programa europeo en el cual cooperan numerosas compañías ferroviarias, ofreciendo unos billetes en los cuales el viajero puede coger todos los trenes de Europa que desee en un plazo determinado, y todo esto a un precio muy razonable!
Yo hice un viaje con Interrail por Centroeuropa, planifique una ruta de antemano aunque sin la expectativa de cumplirla, porque como ya sabemos en los viajes siempre se cambia todo, y esto es una de las principales ventajas del Interrail, no necesitas planear tu ruta, puedes ir cogiendo sobre la marcha los trenes que quieras.
Graz, Austria.
Empecé mi viaje en Graz(Austria), aterricé en el aeropuerto sobre las 11 de la noche y mi sorpresa fue que no había transporte público a esa hora al centro de la ciudad(sinceramente, me esperaba más de esta ciudad), así que compartí un taxi con una estudiante de Málaga hasta la plaza mayor de Graz. En los pocos minutos que duró el viaje en taxi, la chica me explico que está de Erasmus en Austria y me recomendó unos cuantos muchos sitios para visitar! Gracias a ella no me bastó el tiempo que pasé en esta pequeña ciudad.


Llegó el momento de coger el primer tren del viaje, y la verdad yo pensaba que el vendedor de la OBB(Österreichische Bundesbahnen – empresa ferroviaria de Austria) me iba a mandar a tomar viento cuando apareciese con mi billete de papel, raro y antiguo, de Interrail con el logo de Renfe impreso. Sin embargo, mi sorpresa fue cuando el austriaco se comporto como si todos los pasajeros vinieran con billetes de Interrail! En un abrir y cerrar ojos me dio mi billete con mi próximo destino: Liubliana, Eslovenia.
Liubliana, Eslovenia.
Durante mi viaje en un tren austriaco, con origen Graz y destino Liubliana, rodeado de austriacos, eslovenos y a saber cuantas nacionalidades más, viajando entre dos países totalmente desconocidos para mi, con culturas ajenas, sentí ese cosquilleo en el estómago que siento cuando estoy viviendo una completa aventura explorando mundos desconocidos en los cuales yo no sé nada.
Apenas un día pasé en Liubliana, un día y una noche, en el cual me recorrí gran parte de la ciudad a pie, sintiéndome bastante extraño porque Eslovenia es un país con la gente muy tranquila y reservada(todo lo contrario a España), dando la sensación por la calle de que la gente está callada, triste o una mezcla de ambas cosas.
Recuerdo el albergue donde dormí, compartiendo habitación con 3 australianos “raros”(no hay mejor forma de definirlos creo), con las taquillas rotas que no sé si las rompieron ellos o a saber quien. Tuve que pedir en recepción que me guarden la cámara bajo llave en su caja fuerte porque no la veía segura en mi habitación.

Sin dialogar mucho con los extraños personajes, me fui a dormir para al día siguiente continuar mi viaje en tren por Europa.
Zagreb, Croacia.
Llegué a Zagreb, capital de Croacia. Quería ir hasta Budapest, pero no recuerdo porque ni como, no pude ir. Creo que no había buena combinación de trenes, aunque no me recuerdo bien, hace un par de años ya de esto(uno se olvida de todo lo que pasa en los viajes…por eso es bueno escribir!). Aquí pasé más tiempo, me lo planifiqué así porque quería visitar los Lagos Plitvice, un parque natural espectacular, de película, con ríos, lagos y cascadas bellísimos. Un pequeño parque natural Patrimonio Mundial de la Unesco, escondido en territorio de la antigua Yugoslavia.


En Croacia descubrí que es un país muy bonito, con muchos atractivos y cosas que hacer, convirtiéndose rápidamente en uno de mis países favoritos! Zagreb es una ciudad muy cosmopolita y muy moderna, mucho ambiente de universidad y de Erasmus, y el resto del país tienen unos paisajes preciosos, tanto de costa como de montaña. Volví una segunda vez a este país y habrá una tercera(Dubrovnik está pendiente, en el sur de Croacia).
A pesar de hacer frontera con Hungría y tener un idioma que fonéticamente escuchando se le parece mucho al húngaro, no podía entender absolutamente nada, como si fuera vasco.
Una vez los deberes hechos, visitado los lagos sacados de un cuento, haber patrullado bien Zagreb(no olvido el turco que me vendió un Kebab en alemán), me aposté en la estación central de trenes para ver como iba a continuar mi vida.
Tren nocturno en vagón-cama con destino Venecia! Bueno, bonito y barato jeje me hacía mucha ilusión probar un tren nocturno, debía de ser muy interesante! Sobre las 22.00 de la noche me dispongo a entrar en mi tren que ya estaba en la estación esperando. Me instalo en mi camarote, bastante pequeño(bueno, no se porque me esperaba un lujo si cogí lo más barato jaja), compartido con 2 húngaros justamente, que venían en el tren desde Budapest. Mi cama estaba en la parte de arriba, bastante corto pero bien para mi estatura jeje pero muy cerca del techo, tenía que hacer malabares para moverme sin pegar con la cabeza.
La noche pasó sin incidentes, yo dormí como un bebe y me desperté al día siguiente, iluminado por la luz que entraba por la ventana, dejándome ver agua…mar….estábamos llegando a Venecia!
La primera cosa que me di cuenta enseguida que me faltó en el tren: una ducha! En el tren no había ducha y yo tenía unas ganas enormes de ducharme, pero tampoco tenía hotel, así que ya veríamos como seguiría esto.
Llegué a Venecia sin plan, sin hotel, sin saber si me iba a quedar, cuanto tiempo, realmente ni sabía que iba a venir a Venecia!
Venecia, Italia.
Con la suerte de intentar hacer siempre una mochila pequeña y que no pesé, me puse a pasear por Venecia con mis trastos, para conocer un poco más está hiperfamosa ciudad.
Recorriendo callejuelas y canales, y más canales y callejuelas, llegué a la famosa Plaza de San Marcos, desde la cual se tiene unas buenas vistas sobre el Gran Canal desembocando en el mar.
Después de conocer un poquitín sobre Venecia, tengo que decir que no me ha gustado mucho, como destino viajero. Es una ciudad muy bonita, con una arquitectura impresionante y construida sobre el mar, con ese efecto especial de los canales, pero es una ciudad muy sucia, poco cuidada, con gran saturación de turistas y impresionantemente cara, precios super inflados.
Por eso repito, es una ciudad muy bonita y atractiva, pero como destino viajero no me llamó mucho, no repetiría(pero repetí, los viajes son un misterio!).

Empecé a tener un problema en la pierna, muscular, que ya empezó en Croacia pero no le di mucha importancia porque no molestaba casi, pero en Venecia se agravó y me empezó a molestar tanto que me hacía cojear y no podía caminar tranquilamente ya. Realmente no sabía(y no se hasta hoy) de donde salió porque no se me volvió a repetir nunca, aunque sospecho que de las botas.
La cuestión es que me empezó a incomodar tanto ya, que dije, tengo que pensar a ver que hago porque no puedo seguir así(por supuesto no fui al médico, para eso soy un cabezón, a parte de que no me iba a quitar la cojera en un abrir y cerrar de ojos). Por suerte estaba en la recta final del viaje así que pensé que voy a volver a casa pero intentando disfrutar lo que me queda.
Como caminar era un problema bastante grande, pues pensé voy a coger un tren de muchas horas, para estar sentado, hasta un aeropuerto del cual volar a casa.
Así lo pensé y lo hice, compré un billete en tren de 8h hasta Múnich, saliendo al medio día y llegando por la noche.
El resultado es que fue una decisión inmejorable porque fue una experiencia E-S-P-E-C-T-A-C-U-L-A-R, estuve 8 horas sentado en un tren, observando como iba cambiando el paisaje, ciudades, pueblos, montaña, praderas. Y no solo esto era lo que cambiaba, estaba en un camarote de 6 asientos y veía como la gente subía y bajaba, gente de todas las edades y colores, algunos venían para un par de paradas, otros estaban más tiempo, gente sola, gente en pareja, con mucho equipaje, solo con una mochila, cada uno era diferente y en cada uno me preguntaba cual seria su historia. Pero yo era el único que estaba permanentemente sentado en aquel vagón viendo como cambia el paisaje y la gente. Era un viaje través del mundo, viendo el ir y venir que existe a nuestro alrededor, como todo cambia constantemente y nada es igual nunca.
No olvido el chino de enfrente mía que no me dejaba escribir tranquilamente(hice un diario de este viaje, algún día lo publicaré también) porque todo el rato me llamaba para enseñarme el paisaje que se veía. A la cuarta ya quería tirarlo del vagón.
Después de estas 8 horas que se me pasaron volando, llegué a la Hauptbahnof(estación central de trenes) de Munich, aproveché para cenar una buena currywurst con patatas fritas, antes de salir a buscar un hotel para pasar mi última noche fuera de casa, pero antes de nada, darme la esperada y ansiada ducha!
24h antes me fui a dormir en un tren-cama en Zagreb, me desperté en Venecia y ahora me voy a dormir en Munich, después de haber hecho un viaje por el corazón de Europa.
Me encanta viajar, si pudiera viviría viajando!
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